Una frase que se ha dicho a los
jóvenes y adolescentes por parte de los adultos que los tienen a cargo es “No
te voy a dejar más que tu educación, así que aprovéchala” y permite desnudar la
desigualdad educativa.
En primer lugar denota que la
educación es una obligación de los progenitores, o adultos responsables, de los
menores a su cargo. Cuando la educación
es una obligación del estado para educar a sus ciudadanos. Y en el caso guatemalteco la constitución
señala que el estado garantiza la educación al noveno grado. Esta es la educación obligatoria y gratuita.
En segundo lugar las familias
realizaran diferentes acciones para la educación de los menores en función del
estrato socioeconómico en el que se encuentran.
Los estratos más baso, es decir,
las familias que viven con 15 quetzales diarios podrán acceder únicamente a
establecimientos gratuitos y requerirán de alimentación escolares, recursos
educativos y otros incentivos. Desafortunadamente el 60% de los hogares
guatemaltecos están en ésta situación.
Las familias de estratos medios,
harán lo posible por enviar a sus hijos a los establecimientos que impartan la
mejor educación. Eso sí, dentro del
grupo de establecimientos que puedan pagar.
Esta idea de la mejor educación varía según los estratos sociales, para
unos es la educación bilingüe (español con inglés, francés, alemán… claro está); para
otros la educación en valores (casi siempre religiosos); la disciplina del
establecimiento; métodos innovadores de enseñanza; el enfoque científico o
humanista. Y en alguno casos combinaciones
de esas características.
Ante las grandes desigualdades
educativas se tiene que la capacidad de elección de las familias se mide por
los recursos con los que se cuenten para el estudio de los hijos. Es así que las familias podrán ir
seleccionado mejor el establecimiento de su interés a partir de los recursos
con los que cuentan.
Los estratos más altos no tienen
problema sobre la elección de los establecimientos educativos para las nuevas
generaciones ya que tienen garantizada la posición social que tendrá en la edad
adulta y tienen los recursos para elegir si estudian en el país o fuera de
Guatemala.
En tercer lugar, la educación se
está viendo como una inversión privada de la generación adulta en los niños de
la familia, y no como una inversión del estado en la nueva generación de
ciudadanos.
En conclusión, las familias
pobres dan a sus hijos una educación pobre, las familias de clases media optan
por ofertas educativas limitadas a sus recursos y no necesariamente
representarán las mejores decisiones.
Ante la no existencia de igualdad de oportunidades educativas, las
familias se esfuerzan por aprovechar las opciones educativas buscando
principalmente evitar el descenso de sus hijos a los estratos sociales
inferiores.