Introducción.
El objetivo del texto es explorar
algunos aportes del enfoque de curso de vida para explicar la transición del
diversificado a la universidad en Guatemala. El objeto de estudio son las
personas que concluyen la media superior (ciclo diversificado) y que tienen la
expectativa de continuar los estudios en la universidad.
En Guatemala existen
varias condicionantes que están relacionadas con lograr acceder a la
universidad, principalmente por los orígenes socioeconómicos[1],
pero también entran a operar otras formas de diferenciación social que implican
desigualdad como el origen étnico y el sexo[2].
Si bien las variables
de clase, origen étnico y sexo pueden pesar fuertemente en el ingreso a la
universidad, hay otras características que hay que tomar en cuenta al momento
de entender por qué unos llegan a la universidad y otros no como el lugar donde
residen. Dentro de las características macrosociales
que se pueden identificar desde el enfoque de cursos de vida, están las
trayectorias educativas institucionales, los estatus de edad que existen en
esta sociedad y la incapacidad del estado de no minimizar los efectos de la
desigualdad estructural. En relación a
las características microsociales está la idea de auotoeficacia (Bandura, 2005) que tienen los individuos,
ésta es construida a lo largo de la vida en los diferentes espacios de
socialización, como la familia y la escuela, esta experiencia permite que las
personas tengan la idea de que pueden obtener mayores logros. La autoeficacia
es una hipótesis que permitiría explicar porque algunos individuos logran superar
las condicionantes de clase, étnica y sexo.
La
trayectoria educativa institucionalizada.
Dentro de la
trayectoria educativa se encuentran un conjunto de etapas que la persona debe
ir superando. Estas etapas están
vinculadas a las edades biológicas de las personas. Los niveles y ciclos educativos corresponden
a ciertas edades: la primaria, que comprende 6 años, está destinada para las
edades de 7 a 12 años. La secundaria
básica, que comprende 3 años, está destinada para las edades 13 a 15 años, el
diversificado (o media superior) está destinada para los 16 y 18 años. Finalmente el nivel educativo superior está
destinado para las personas mayores de edad, que en Guatemala es a partir de
los 18 años. Pero la educación
obligatoria se encuentra hasta la secundaria básica[3], y
el marco normativo reconoce que la niñez se encuentra en el período desde la
concepción hasta los 13 años. A partir
de los 14 años inicia la adolescencia, que llega hasta los 18 años, y que
implica una cambo de estatus dentro de la sociedad guatemalteca ya que es en
este período de la vida en que legalmente ya se puede entrar al mercado de trabajar[4].
Paralelamente a la
legislación, también se encuentra la política educativa que en la segunda mitad
del siglo XX se centró en expandir la cobertura de primaria con acciones
orientadas a la construcción de nuevas escuelas, formación y contratación de
más maestros. Esto permitió que más del
90% de los niños de 7 años ingresaran a una escuela primaria durante la primera
década del siglo XXI[5]
pero en los siguientes niveles el esfuerzo fue muy débil. Es por ello que el cambio de un nivel
educativo, primaria o media básica, a otro, media básica o diversificado, se
convierte en un punto de inflexión para un buen número de adolescentes que van
en la trayectoria educativa institucionalizada, ya que se encuentran con una
menor oferta educativa que provoca la interrupción del proceso educativo en buena
parte de los adolescente.
Es en la adolescencia
donde los marcos institucionales desvinculan al estado de la obligación de
garantizar la educación y permiten la intromisión del mercado de trabajo[6]
interrumpiendo con ello la trayectoria educativa institucionalizada, que
debería de minimizar los efectos de las desigualdades estructurales en la vida
de las personas.
Lo anterior permite
observar que en Guatemala existen estatus de edad (Marshall & Muller, 2003) , ya que existen
clasificaciones de los individuos a partir de los rango de edad en que se
encuentran. La niñez se encuentra en
aquellas personas entre los 0 a los 13 años, y de los 14 a los 18 se definen
como la adolescencia, estas categorías tienen roles y expectativas diferentes,
principalmente en los niveles más bajos de la estratificación social.
En los estratos más
bajos donde el sistema educativo no logra que las trayectorias educativas
institucionalizadas se alcancen, y por ello son pocos los que de estos estrato
logran llegar al diversificado, menos a la universidad. En los medios y altos, los recursos presentes
en la familia permiten buscar opciones educativas distintas a las pocas que
brinda el sistema educativo público. Por
ello se puede señalar que son pocas las políticas y recursos que orienta el
estado guatemalteco que permitan a las personas de los estratos más bajos que
los costos no se conviertan en un obstáculo para seguir estudiando.
Paralelamente al sistema educativo está el
marco normativo laboral, la legislación laboral propone un momento de ingreso
al mercado laboral antes de concluir la media básica. Esto implica que las trayectorias educativas
en Guatemala son estructuradas no solamente por las etapas educativas
institucionalizadas sino también, y principalmente, por las posiciones que
ocupan las personas, y sus familias, en la estructura social.
A pesar de las
condiciones estructurales, existen algunas personas que lograron superarlas y
realizar una trayectoria educativa de mayor alcance al que se esperaba. Estos casos que no pueden ser explicados
desde lo estructural pueden ser abordados desde la perspectiva de la
acción.
Las
expectativas educativas.
Si bien estas
diferencias de clase, sexo y etnia influyen en el auto-concepto de la persona y
por ello en las expectativas que tenga de continuar estudiando en la
universidad o no, hay mecanismos que permiten cuestionar esas fronteras. Este desafío de lo estructural es entendido
desde la capacidad de acción de los individuos.
Una acción que puede ser clasificada en tres tipos (Elster 2001) : las acciones sin
elección, elección mínima y elecciones racionales, es en esta última donde se da un equilibrio entre deseos,
creencias y diversos conjuntos de información de una persona. Asumir que las acciones son el resultado de
un proceso racional de elección es ideal, por lo que las decisiones se hacen en
un marco limitado de información, donde los deseos y las creencias juegan un
papel central.
Las creencias pueden se
ubicadas en el plano cultural de una sociedad, pero no son solamente estas
creencias las que entran en esta categoría, ya que existen creencias que pueden
ser compartidas por un grupo de personas o por una misma persona y tiene un
papel central en la acción ya que si bien la creencia puede no ser verdadera si
lo pueden ser las consecuencias[7]. Esto puede dar pie para introducir la
hipótesis de la autoeficacia, utilizada para dar cuenta del logro de personas
que por sus características (o situación en la estratificación social) logran
alcanzar logros mayores. Esto se ha
estudiado en educación (Zimmerman, Bandura y Martínez-Pons 1992), como en otros
espacios donde existe clasificación a partir de los resultados. La autoeficacia es una creencia individual, o
colectiva, de seguridad sobre las capacidades que se tienen y que permiten
poder realizar o alcanzar algo, existe evidencia de que la autoeficacia opera
en la educación ante las creencias de los estudiantes y de los padres sobre el
estudiante, de la vida matrimonial, el trabajo, etc. (Bandura 2005) .
En el caso de los
deseos puede ser muy amplio, pero al combinarse con la racionalidad y las
creencias pueden tener como consecuencia las expectativas racionales (Elster 1996) y las expectativas
de creencias. El concepto de
autoeficacia puede ser ubicado en este espacio donde los individuos sin tener información
que les permita racionalmente plantearse un objetivo creen que lo pueden
alcanzar, ignorando que tienen las capacidades para hacerlo, y lo logran
fortaleciendo el sentido de autoeficacia, pero cuando no se logra, tendrá como resultado la frustración y con
ello, probablemente, disminuye el sentido de autoeficacia. Existen indicios de que la autoeficacia
educativa podría estar relacionada con la edad[8]
pero esto implica que el sentido de autoeficacia está también relacionado con
la estratificación de edades.
Esto quiere decir que
la autoeficacia es consecuencia de una serie de eventos donde las creencias
sobre sí mismo se cumplen, por lo que hay un referente en la experiencia a lo
largo de la vida. Trasladándolo a la
trayectoria educativa se puede proponer que una persona que ha tenido una
trayectoria educativa donde ha logrado aquello que creía que podía hacer tendrá
un mayor sentido de autoeficacia.
La toma de decisión
individual, vinculada a los otros niveles sociales, es sintetizada por Gambetta
(2009), quien hace el esfuerzo de relacionar lo estructural, aspectos
culturales y la racionalidad. Gambetta propone tres elementos que pueden dar
cuenta de las acciones de las personas, para este caso el proceso de toma de
decisión de seguir estudiando en la universidad o qué carrera seguir
estudiando.
El primero se refiere a
que las personas pueden tomar decisiones de acuerdo a mecanismos diferentes.
Por lo tanto, algunos pueden racionalmente escoger seguir o no en la
universidad dada sus experiencias (autoeficacia) y sus ventajas esperadas
(expectativas), mientras que otros pueden estar tan privados, como tener serias
dificultades en el cálculo de hacerse una idea acerca de las posibles ventajas
asociadas a la educación.
El segundo propone que
las personas pueden tomar decisiones sobre la base de más de un mecanismo,
donde lo cultural y lo racional pueden entrar a operar. Por ejemplo un estudiante de pocos recursos
que está concluyendo el diversificado puede excluir la opción de estudiar en las
universidades privadas, pero puede escoger racionalmente dentro de las carreras
de menor duración (3 años) o carreras que le permitan trabajar (especialmente
las de jornada nocturna o plan fin de semana) presentes en la universidad
pública.
El tercero señala que
la persona, por si misma, puede escoger de acuerdo a diferentes mecanismos en
diferentes etapas educativas. Los jóvenes de clase alta pueden
“automáticamente” ser enviados a la universidad después del diversificado pero
pueden decidir, a partir de su trayectoria educativa previa y de las
perspectivas de empleo inmediatas, qué carrera estudiar en la universidad.
En conclusión se puede destacar
que la trayectoria educativa de buena parte de los guatemaltecos es explicada
por la estructura social, que se legaliza con el marco institucional y por la
incapacidad del estado de contrarrestar las desigualdades estructurales. Esto permite plantear que las trayectorias
educativas están relacionadas principalmente al origen socioeconómico de las
personas. También se puede plantear que será en los
estratos medios y altos donde existe capacidad de elección, no en la disyuntiva
de seguir estudiando o no, la elección se centrará en elegir una carrera para continuar
los estudios[9].
-o-
Bibliografía Citada
Bandura, A. (2005).
Self-Efficacy Beliefs of Adolescents. En F. P. Urdan, Adolescence and
Education, Volume V Self-Efficacy Beliefs of Adolescents (págs. 1–43). Greenwich: Information Age Publishing.
Elster, J. (1996). Tuercas y tornillos: una
introducción a los conceptos básicos de las ciencias sociales . Barcelona :
Gedisa .
Elster, J. (2001). Sobre las pasiones, emociones,
adicciónes y conduta humana. Barcelona: Paidos Transiciones .
Marshall, V., &
Muller, M. (2003). Theorical Roots of the Life-Course Perspective. En W. Heinz,
& V. Marshall, Social dynamics of the life course (págs. 3-32). New York: Aldine De Gruyter.
PNUD. (2005). Guatemala: Diversidad Étnico
Cultural, Informe Nacional de Desarrollo Humano. . Guatemala : Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo .
[1] El
informe de desarrollo humano reporta que la población con estudios
universitarios en Guatemala por estrato socioeconómico es de: en el más bajo de
un 0.60%; en el bajo es de 0.10%; en el medio bajo es del 2%; en el medio es de
16.5% y en el alto es del 38.2% (PNUD, 2005)
[2] El
Censo de población de Guatemala del año 2002 señala únicamente un 4.4% de las
mujeres entre 15 y 64 años tienen estudios universitarios, comparados con el
6.10 de los hombre. Y en el caso de la
población indígena entre los 15 y 64 años únicamente el 1.07% tiene estudios
universitarios frente a al 7.81 de la población no indígena.
[3] La
educación obligatoria en Guatemala es hasta la secundaria básica, según el
artículo 74 de la constitución.
[4] Al respecto se puede ver el decreto
27-2003, Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia.
[5]
Para el año 2009 la tasa de cobertura neta de primaria era del 98%, la de media
básica era del 40% y la de diversificado 21.2%
[6] La
encuesta nacional de empleos e ingresos –ENEI- del 2003 señala que de 100
trabajadores, 21 eran adolescentes. El
censo del año 2002 señala que 1 de cada 5 mujeres entre los 14 y 19 años ya
había tenido una relación conyugal.
Estos elementos: salida de la escuela, entrada al mercado laboral y
primeras uniones permiten observar que una parte de la población guatemalteca
está entrando a la vida adulta antes de los 18 años.
[7] Al
respecto se puede señalar el teorema de William Thomas que señala que “If men define situations as real, they are
real in their consequences”
[8]
Garcia-Catro y Bertolucci señalan: “en cuanto a la edad, en el contexto de la
Ciudad de México, tener 19 años o menos y haber concluido el nivel medio
superior da un mayor sustento a las aspiraciones de los sujetos a continuar por
la senda educativa, porque es subjetivamente pertinente pensar en dedicar su
tiempo a esta tarea y porque es un indicador de competencia: ha logrado llegas
hasta aquí sin contratiempos. La trayectoria
escolar regular tiene en el componente de la edad una fuerza social contundente
en la percepción de oportunidad de los sujetos.” (García-Castro y Bartolucci
2007, 1270)
[9]
Esto no quiere decir que los pobres no eligen carrera, pero la mayor parte del
proceso de elección, evaluación de medios y fines, se consumirá en determinar
si se continúa estudiando en la universidad o no, incluso los costos
condicionaran la decisión para estudiar una u otra carrera, o en una u otra
universidad.