jueves, 13 de octubre de 2011

Perspectivas a partir de las elecciones del 11 de septiembre en Guatemala .

El 11 de septiembre se llevaron a cabo las elecciones a Presidente y vicepresidente de la república, de 158 diputados al congreso de la república y de 333 alcaldes y corporaciones municipales. Para la elección de Presidente y Vicepresidente participaron un total de 10 partidos o coaliciones de partidos . La participación en estas elecciones fue de un 69.34% de 7, 340,841 de ciudadanos aptos para votar . Uno de los porcentajes más altos de las últimas elecciones, pero de los votos emitidos un 4.31% fueron nulos y 7.83% fueron dejados en blanco.

Estas elecciones tuvieron como preámbulo el proceso de cambio del documento de identidad , una millonaria campaña electoral , ausencia de propuestas políticas, promesas de continuidad de los programas sociales y una lucha jurídica por evitar la inscripción de Sandra Torres, ex primera dama y candidata a la presidencia propuesta por el partido en el gobierno y Harold Caballeros, candidatos por la coalición VIVA-EG. Esta lucha jurídica llevó a que el caso de Sandra Torres se solventara ante la Corte de Constitucionalidad quien resolvió el 8 de agosto que Sandra Torres no podía participar por la presidencia, dejando al partido en el gobierno sin candidata presidencial .

Por lo anterior, a partir del 8 de agosto se da un cambio en el panorama electoral guatemalteco. Esto debido a que antes de esta resolución las encuestas, publicadas por los medios de comunicación, señalaban que el candidato con mayor intención de voto era Otto Pérez Molina del Partido Patriota y el segundo candidato con mayor intención de voto era Sandra Torres (a pesar de no estar inscrita) de la coalición UNE-GANA. Pero ante la resolución de la Corte de Constitucionalidad, los otros partidos políticos que se encontraban con menor intención de voto iniciaron una lucha para lograr ocupar el segundo lugar a partir de fuertes campañas publicitarias y actividades proselitistas.
Esto presentó un marco para que las elecciones se dieran en un ambiente de señalamientos y críticas dentro de las diferentes propuestas a la presidencia, pero que llegaban a involucrar a sus bases. Al llegar el 11 de septiembre se realizaron las elecciones pero se dieron diferentes conflictos locales y municipales donde se perdió la información de más de 50 Juntas Receptoras Votos –JRV- , en más de uno de estos lugares las elecciones deberán de ser repetidas el próximo 6 de noviembre.


Los resultados de las elecciones presidenciales y vicepresidenciales destacan que el Partido Patriota logró el primer lugar con un 36.02% de los votos válidos , pero al no obtener la mayoría absoluta de los mismos se hace necesario realizar una segunda vuelta contra el partido que obtuvo el segundo lugar el 6 de noviembre. El segundo lugar fue obtenido por el Partido Líder quien logró el 23.21% de los votos válidos.

Ante esta segunda vuelta se han iniciado una serie de aproximaciones por parte de los dos partidos que disputaran la segunda vuelta. Se pueden inferir posibles alianzas que tendrán como resultado la fragmentación coaliciones políticas existentes, como por ejemplo la coalición VIVA-EG, donde el partido VIVA está muy próximo al Partido Patriota y el partido EG se ve muy alejado de esta posibilidad y es muy probable que no apoye a ninguno de los dos partidos. La coalición UNE-GANA, que no participó en las elecciones a presidente y vicepresidente pero que obtuvo casi un 30% de los diputados en el congreso, podría también fragmentarse debido a que la UNE esta mucho más próxima al Partido Líder y la GANA del Partido Patriota. Por otro lado los partidos minoritarios que se identifican como de izquierda (Frente Amplio) tenderán a apoyar al Partido Líder, esto debido a que el candidato del Partido Patriota es un ex militar vinculado a los procesos de represión y violación de los derechos humanos sucedidos durante el conflicto armado interno guatemalteco, específicamente en los primeros años de la década de 1980. Y los partidos políticos que se identifiquen con la derecha (Partido Unionista, Partido CREO y, quizás, el PAN) tenderán a apoyar al Partido Patriota. En relación con otros actores políticos y movimientos sociales el Partido Patriota tiene menor capacidad de negociación con otros sectores mientras que el Partido Líder aun tiene mucha libertad para construir alianzas y sumar actores. Finalmente, a pesar de las alianzas la brecha de más de medio millón de votos, un 13% de los votos válidos, entre el primer lugar y el segundo será muy difícil de cerrar y superar.

El congreso ha quedado conformado de tal forma que no hay un partido o coalición política con la mayoría necesaria para impulsar la labor legislativa. Si bien el Partido Patriota es quien tiene el mayor número de diputados en el congreso, estos representan únicamente un 34% de los diputados. El partido que le sigue es la Unión Nacional de la Esperanza con casi un 30% de los diputados. Esto se destaca debido a que estos dos partidos durante la actual administración protagonizaron una serie de conflictos y luchas. La UNE por ser el partido en el ejecutivo buscó agilizar los procesos legislativos que permitían al ejecutivo desarrollar la agenda planteada, pero el PP trabajó por bloquear al ejecutivo . Para la nueva administración se prevé una alianza entre los partidos UNE, UCN y Líder para tratar de ejercer presión sobre el Partido Patriota.


Por lo anterior, si el Partido Patriota logra llegar la presidencia, tendrá que negociar con los partidos políticos minoritarios para obtener los votos mínimos necesarios para impulsar sus políticas ya que los diputados de la UNE presentaran resistencia al apoyo del congreso a las acciones del ejecutivo y por ellos buscara el apoyo de otros partidos. Pero si el partido que logra llegar a la presidencia es el Partido Líder es probable que tenga mayores posibilidades de lograr acuerdos.

Independientemente de qué partido llegue al ejecutivo y teniendo clara la conformación del congreso, la nueva administración tendrá que impulsar la Reforma Fiscal, un punto pendiente que se ha venido arrastrando desde varias administraciones, fortalecer los programas sociales y, posiblemente, una reforma al sistema electoral.