martes, 1 de mayo de 2012

Las consecuencias no buscadas de las políticas de cobertura en Guatemala.

El acceso a la educación en Guatemala aun es una tarea pendiente y de carácter urgente. Si bien en la segunda mitad del siglo XX y primero años del siglo XXI se han realizado una serie de acciones por parte de los gobiernos para que la cobertura se amplíe, muchas de estas acciones han tenido dos tipos de efectos: los buscados, que implican un aumento del acceso a la educación, y los no buscados, que son consecuencias que no se esperan de una acción.

Las acciones emprendidas por los gobiernos en la búsqueda de ampliar la cobertura educativa de abrir más escuelas, contratar más maestros, hacer que los edificios escolares alberguen jornadas educativas matutinas, vespertinas y nocturnas, han permitido que más personas puedan acceder a la escuela. Pero en esas acciones han tenido consecuencias no buscadas como por ejemplo el de abrir escuelas que no cuentan con las condiciones mínimas para el proceso educativo, incluso con uno o dos maestros para atender todos los grados de la primaria. La contratación de más maestros se dio, hasta finales de los 90, por mecanismos clientelares y no por las capacidades del contratado. La sobre utilización de los edificios implicó una disminución de la jornada de trabajo en el aula. Esto se traduce en una disminución importante de la calidad de la educación, una consecuencia no buscada de las políticas de cobertura pero que permiten identificar el origen de buena parte del panorama actual del sistema educativo guatemalteco.

Dentro de los efectos no buscados que generó la ampliación de la cobertura se encuentran problemas que existían antes de estas acciones pero se tiene la hipótesis de que estas acciones hicieron que estos problemas crecieran mucho más que la cobertura misma. Estos problemas son:

El primero de ellos se refiere al fenómeno de la no conclusión de los estudios que se constata en el abandono de los estudiantes de la escuela. Éste abandono puede ser entendido de dos formas: como deserción y como expulsión. La primera se refiere a la decisión del alumno de ya no seguir estudiando. La expulsión se refiere a la consecuencia de que el sistema no otorga los recursos, insumos y condiciones necesarios para que el estudiante permanezca en el proceso. Y esto se explica debido a que la ampliación del acceso permitió a muchos inscribirse y llegar a la escuela, pero en muchos casos la escuela no pudo mantener a estos estudiantes en las aulas y la escuela. Esto debido a condiciones de los estudiantes y sus familias, pero también a que la escuela no contó con los recursos necesarios para atenderlos y apoyarlos en su proceso de formación.

El segundo es la ineficacia educativa, que se refiere a que los estudiantes no logran aprender los contenidos que se esperan sean aprendidos en el grado que cursan. Éste efecto se puede observar en la reprobación de alumnos, pero que la norma de “promoción automática” puede ocultar. Y la otra forma de observarlo es en los bajos resultados obtenidos por los estudiantes en las pruebas de rendimiento. La disminución del tiempo de trabajo en el aula, dudosos perfiles de los docentes contratados, el mayor número de estudiantes por docentes e, incluso, escuelas unitarias o con docentes multigrado puede explicar el menor aprendizaje de los estudiantes. Pero no hay que dejar de lado las condiciones de contexto en que se encuentran los estudiantes más excluidos donde es muy probable que los padres de familia carezcan de una educación con la que puedan acompañar el proceso educativo de sus hijos.

El tercer efecto es la sobre edad, que implica que existen alumnos mayores a la edad establecida para el grado en que se encuentran. Generando con ello una distorsión en el proceso educativo en el aula ya que los contenidos y estrategias educativas de cada grado están diseñados para un determinado rango de edad.

Y finalmente la inequidad, ya que los tres efectos anteriores se encuentran con mayor frecuencia en los estudiantes cuyas familias tienen más carencias de recursos. Generando con ello que los estudiantes pobres tengan una educación de menor calidad que aquellos que tienen familias con más recursos. Esto implica que la educación que a inicios del siglo podría implicar un factor de movilidad social en el individuo en la actualidad requiere de muchos más años de estudio.

Lo anterior puede dejar una sensación de fracaso de las políticas de cobertura, pero es importante destacar que ahora se conoce estas consecuencias no buscadas y que las acciones de cobertura deben de ser acompañadas por acciones que respondan a la calidad de la educación. Existen diferentes estrategias para lograrlo que se pueden clasificar a partir de la hipótesis en la que se basan para fundamentar su acción, es decir una coherencia lógica que explica un mecanismo donde su injerencia permite una modificación deseada. Estas estrategias (o hipótesis) pueden ser:

- El dotar a la escuela (y con ello al aula) de determinados recursos materiales, didácticos y financieros distintos a aquellos con los que normalmente cuentan. Ésta estrategia puede tener dos modalidades: una universalista, es decir que la dotación es para todas las escuelas de forma indiscriminada y otra “focalizada” donde se priorizan y apoyan a las escuelas que tienen una o varias características que las hacen se escuelas con bajo logro educativo.

- Otra estrategia es reducir el costo de oportunidad de la educación a los estudiantes, o las familias de estudiantes, que carecen de los recursos necesarios para soportarlo. Ejemplo Becas, transferencia a las familias, etc.

- La estandarización de la educación, con el fin que todas las escuelas enseñen un mínimo básico que permita al individuo su desarrollo. En ésta línea se plantean las acciones del Currículo Nacional Base, los estándares educativos, etc.

- Los procesos de Formación de los maestros, que se orientan a las reformas de la Formación Inicial Docente, específicamente en las escuelas normales, y las acciones de formación continua, que se da a los maestros en servicio y que se encuentran en acciones de actualización y de profesionalización. La primara implica acciones donde se comunican avances en la educación y cambios en el proceso educativo, el segundo se enfoca en lograr que los maestros obtenga una mayor formación, y grados académicos, para un mejor desempeño. Éstas acciones tienen la hipótesis de que un maestro más y mejor formado obtendrán mejores resultados con sus estudiantes.

- Finalmente están las estrategias de mejorar la educación a partir de participación de la comunidad escolar en la gestión de los centros escolares.

En todas estas estrategias juega un papel clave las pruebas de rendimiento, ya que permite identificar las necesidades en cada escuela, e incluso estudiante, y orientar de mejor manera los recursos con que se cuentan. Pero estas nuevas acciones pueden generar consecuencias no buscadas, éste es un campo muy fértil para las investigaciones sociales sobre educación.