Una de las más fuertes críticas
al gobierno guatemalteco es que la cobertura educativa en primaria
disminuyó. Esto es evidente si se observan los resultados de la cobertura que publica el Ministerio de
Educación (MINEDUC) en sus anuarios estadísticos para los años 2012 y 2013.
La tasa de cobertura educativa se
calcula usando datos de dos fuentes distintas.
La primera fuente es la proyección de población en edad escolar que
realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE) a partir de los censos, el
último que se realizó en Guatemala fue en el año 2002. La segunda fuente es la que genera el MINEDUC, que surge del número de niños
inscritos al inicio del año en determinado grado o nivel educativo, donde se
tienen también la edad de la persona inscrita.
Con los datos se puede obtener
dos tasas de cobertura: por un lado la tasa de cobertura bruta y por otro la
tasa de cobertura neta. La tasa de
cobertura bruta es el resultado de dividir el total de niños inscritos en el
grado, o nivel, entre el total de niños en edad escolar proyectada. La tasa de cobertura neta es el resultado de
dividir el total de niños inscritos en edad correspondiente al grado, o nivel,
entre el total de niños en edad escolar proyectada.
En los últimos años la crítica ha
sido que la cobertura ha bajado. Desde
la última década del siglo XX la tasa de cobertura en primaria experimentó un
aumento, llegando a ser mayor del 95% en el año 2009. A partir de ese año se empezó a observar una
disminución y actualmente se señala que la cobertura de primaria está por el
80%.
Una primera explicación de este descenso
puede ser explicado por el fenómeno de que un crecimiento constante dejará de
serlo al momento en que se está alcanzando la cúspide. Ya que lograr cubrir a ese 5% o 10% que aún estaba
pendiente de ser cubierto entre los años 2007 y 2010, implican mayores costos,
muy probablemente por la distancia. Una
escuela en el centro del pueblo se llenara de los niños que habitan el pueblo,
pero las familias que viven dispersas en el área rural no podrán acceder y el
hecho poner una escuela en el área rural no solucionará la cobertura total,
podría ser necesarias una escuela en cada punto cardinal.
La segunda explicación de este
descenso se puede encontrar en el error que existe en uno de los datos utilizados
para construir la tasa de cobertura: la proyección del INE. Esta sospecha se argumenta ya que el último
censo realizado en Guatemala fue en el año 2002, y los censos se habían estado
realizando en períodos de 10 años, cuando lo recomendable es realizar censos
cada 5 años. En otras palabras las
proyecciones, que se realizan con los datos de los censos, tienen error.
¿Cómo podemos comprobar esto? Fácilmente,
si se toma el dato de cuántos personas de 7 años hay para el año 2012 tenemos
que el INE tiene la proyectado que serán 529,135 infantes y podemos compararlo
con los datos del Registro Nacional de Personas (RENAP), donde se inscriben “todos”
los infantes al nacer. El total de
nacimientos para el año 2005 (siete años antes) fue de 374,066 infantes. Por lo que se tiene una diferencia de 41,331. Esto implica que se tendrá resultados diferentes si tomamos los datos del
INE o del RENAP.
Si
se toman los datos del INE la tasa de cobertura es de 81.9% y si se toman los
datos del RENAP es de 90.9%. Si se
realizan los cálculos para el años 2013 la tasa de cobertura con los datos del
INE es de 78.7% y con los datos de RENAP es de 90.3%.
¿Con
cuál dato se debe trabajar? Una de las bondades de un indicador es que es
comparable en el tiempo, esta bondad la tiene ya que se mantiene la forma de
calcular, si esta se modifica ya no podrá ser comparable en el tiempo. Por ello no hay que dejar el indicador
calculado con las proyecciones del INE.
Pero para la toma de decisiones hay que es adecuado tomar el indicador
construido con los datos del RENAP, ya que son más próxima a la realidad.
La
principal decisión que se debe tomar es la de realizar un censo nacional. Ya que las proyecciones son utilizadas en
educación, pero también en salud, seguridad, distritos electorales, los objetivos del milenio, etc. y
muchas decisiones se están tomando sobre datos con un gran error.
Finalmente, no se debe exculpar al gobierno de la responsabilidad de no lograr ampliar o mantener la cobertura educativa en Guatemala, pero también de la responsabilidad de estar manejando indicadores con proyecciones erradas que tienen implicaciones sobre el calculo de decisiones.